Recientes elecciones en Suramérica.

El multimillonario Juan Sebastián Piñera fue elegido presidente de Chile, un giro en la política de ese país dominada por la izquierda hace más de dos décadas y de la tendencia socialista del continente en la última década recién coronada con la toma de poseción de su segundo mandato de Evo Morales en Bolivia.
La presidente saliente, Michele Barchelet, tuvo logros palpables culminando con la entrada del país en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), primer país de Suramérica en hacerlo; su adhesión a esta élite mundial permitirá discutir temas de desarrollo económico y social con las naciones más desarrolladas. Se espera que Piñera, a pesar de militar en el polo opuesto politicamente hablando, contribuya y aporte a la ya línea ascendente de la economía chilena.
El expresidente hondureño Zelaya, se asoma apenas a las primeras planas para dejarnos saber de un posible salvoconducto para su salida hacia República Dominicana, otorgado por Porfirio Lobo actual presidente tras controversiales comicios sin concenso mundial acerca de su legitimidad; pero en cierta medida, otro paso para despolarizar la región si bien su posición no es de derecha su elección es un NO a la posible perpetuación de un lider asociado a Chavez.
El llamado socialismo del Siglo XXI se ha extendido más de lo pensado por muchos, y si bien Chile y Brasil han tenido un callado ascenso en su economía (Brasil junto a Argentina son miembros adherentes de la OECD desde 1997, si bien a este último no le ha ido nada bien no teniendo nada que ver eso con el socialismo), el resto parece ser un peligroso acercamiento al totalitarismo y la falta de derechos.
Las elecciones de Chile se han dado a menos de un año de las de panameñas cuando Ricardo Martinelli de Cambio Democrático sustituyó a Martín Torrijos, hijo del “Líder Máximo de la Revolución Panameña", el golpista Omar Torrijos.
Otras elecciones a prestar atención son las de Colombia donde no se ha confirmado candidatos con un Uribe con ganas de quedarse en el sillón presidensial tras un segundo término posible por una reforma constitucional.