Mientras la espeluznante saga japonesa y las las tumultoosas protestas antigubernamentales en Medio Oriente acaparan las primeras planas de los diarios especialmente la guerra civil Libia ahora condimentada con la presencia de fuerzas de occidente y la crisis en Yemen, así como los primeros síntomas de intransigencia popular en Siria, al sur del Sahara se está desarrollando otra tragedia humana con cientos de miles de desplazados debido a la corrupción administrativa; es el caso de Costa de Marfil donde Laurent Gbabgo no cede el poder, tras las elecciones, a su oponente Alassane Outtara vencedor, según fuentes internacionales, en esos comicios.
La siuación en Costa de Marfil es frágil, hace menos de una década enfrentaba una guerra civil y los separatistas, ahora apoyando a Outtara nunca han estado quietos; la persistencia de Gbabgo demuestra su poco amor por el pais y su pueblo al ser parte del problema y no la solución como corresponde a un político de su rango aunque esto sería hoy dia la excepción; son más conocidas las caras de estos a errados a sus sillas de mando que además se vuelven profetas al proclamar el caos si dejaran de gobernar como lo expresó recientemenet Saleh en Yemén ante una masa que demandaba su salida; igual de eufórico se manifestó Hosni Mubarak en Egipto y está pronto a sentarse en el banquillo de los acusados; igual de desafiante se ha mostrado Ghaddafi del cual Saleh repitió la manida frase de defender su pais "hasta la última gota de sangre" y hoy está envuelto en la más crítica situación en sus cuarenta años de gobierno.
Los paises de Africa subsahariana han sido mós modestos en los intentos de sacar a sus dictadores; recién se comenzaron manifestaciones en Guinea Ecuayorial donde el cínico Obiang Mnema, desde su posición de presidente de La Unión Africana ha apoyado a su colega Ghaddafi mientras tiene prohibido en su pais la difusión de noticias acerca de la convulsión continental.
Así van las cosas, aún en desarrollo incluso en los paises donde el odiado lider ha abandonado el poder pero queda mucho por hacer; del desarrollo de Tunez y Egipto en los próximos meses depende un medida considerable la tónica de las protestas en otros lugares, ellos son quienes han pasado a la sigueinte etapa y debe haber un verdadero cambio, eso se espera para tenerlos como guia, como esperanza de que vale la pena; por otra parte mucho tiene que ver en esto la controvertida relación del mundo árabe con el occidente; ojalá estas revoluciones contribuyan a una colaboración real entre todos, no está garantizado pero tampoco descartado.
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